Un blog para hacer visible la presencia de las mujeres en la historia

domingo, 29 de mayo de 2011

Heroicas Mujeres Republicanas

Dolores Ibárruri, La Pasionaria
Lina Odena

Federica Montseny
Margarita Nelken



Miliciana del Batallón de Acero en la Sierra de Madrid


Heroicas Mujeres Republicanas - No las olvidemos

¿Quiénes eran estas mujeres?

http://quieneseran.blogspot.com/search/label/Mujeres

Mujeres Represaliadas en el Franquismo

Hace unos días me tropecé con la historia de dos mujeres: la madre, Isabel Atienza,  y la compañera, Rosario Torreglosa,  del sindicalista comunista sevillano Saturnino Barneto Atienza. Al parecer, en los primeros momentos del golpe, al no encontrar a Saturnino Barneto, los golpistas se llevaron a la madre, Isabel Atienza, de 72 años, y a su esposa, Rosario Torreglosa, dejando a los cuatros hijos de la pareja desamparados. La venganza de los verdugos se cebó en ellas. Isabel murió asesinada de un tiro y su cuerpo permaneció al menos un día (de 1 a 3, según lo que he leído) en la Plaza del Pumarejo, en la zona norte del casco antiguo de Sevilla,  tradicional barrio obrero, para sirviera de escarmiento. A la mujer, Rosario, la encerraron en la cárcel y, al parecer, los testimonios indican que sufrió un infierno en la tierra.
Rosario Torreglosa (Utrera, 1899- 1972)

Rosario Torreglosa 
Nacida en Utrera (Sevilla) en 1899, trabaja en la fábrica de corcho de Amstrong. Casada con Saturnino Barneto, dirigente del PCE de Sevilla en la II República, fue detenida en julio de 1936 junto a su suegra y su cuñada, dejando solos a sus cuatro hijos pequeños. Su suegra fue fusilada y su cuerpo abandonado en la Plaza del Pumarejo durante varios días. Trasladada a la cárcel, le llevaron a su hija, de tan sólo seis meses, y allí permanecieron recluidas durante los seis años que duró la condena. Su marido, Saturnino Barneto, huyó de Sevilla y, tras luchar en el bando republicano, marchó a Rusia, donde falleció en 1940. Al salir de la cárcel, Rosario reunió a sus hijos –repartidos entre  sus familiares– y los sacó adelante trabajando muy duro de nuevo en la fábrica de corchos. Se vio obligada a
silenciar el apellido Barneto de sus hijos y nunca quiso hablar de la guerra. Murió en 1972.



La Historia que se escribe ha silenciado (y silencia) a las Mujeres. Ellas siguen siendo la mitad invisible. Historia de Hombres (grandes y pequeños) elaborada por Hombres para los Hombres; yo no me siento representada en esa historia que olvida, silencia e invisibiliza las huellas de las mujeres en la Historia, su lucha y su sufrimiento.